Paquete de R$ 51 mil millones expone el “engaño” de las finanzas del gobierno de Lula

La necesidad de un paquete de R$ 51 mil millones, anunciada por el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva (PT) para cerrar la brecha en las cuentas públicas, muestra que el Presupuesto Federal 2025, aprobado en abril por el Congreso, está lejos de la realidad de la gestión presupuestaria.
El valor corresponde al total de bloqueos y contingencias necesarios para cumplir la meta fiscal de R$ 31,3 mil millones —detallada en el Informe de Evaluación de Ingresos y Gastos Primarios (RARDP)— sumado a los ingresos adicionales de R$ 20,5 mil millones provenientes del aumento del Impuesto sobre las Operaciones Financieras (IOF).
Las dos medidas fueron anunciadas casi simultáneamente el pasado jueves (22), en una estrategia de comunicación considerada “torpe”, que afectó el ánimo del mercado financiero.
Algunos agentes económicos evaluaron que el congelamiento de recursos fue robusto. Por otra parte, el aumento del IOF por decreto presidencial dejó claro que la trayectoria del gasto público es creciente y que la estrategia es buscar el equilibrio fiscal priorizando el aumento de los ingresos.
“El problema es que el presupuesto ya era muy irreal en el momento de su aprobación”, afirma Rafael Prado, economista de GO Associados. Como siempre, sobreestimando los ingresos y subestimando los gastos. Por eso tuvieron que recurrir a aumentar el IOF.
Para Izak Carlos da Silva, especialista del Instituto Millenium y economista jefe de BDMG, el Presupuesto es una “obra de ficción, que a veces tiene contornos de ópera, con altibajos”. “Se hizo ‘para lucirse’, y todos sabemos que no se va a cumplir, como no se hizo en años anteriores”, asegura. “El gobierno va gestionando mes a mes, utilizando instrumentos para aumentar los ingresos”.
Él cree que el gobierno necesitaba hacer una contingencia para evitar un “ciclo espiral negativo sobre las variables macroeconómicas”, como ocurrió en noviembre, con el anuncio conjunto de un paquete de recortes de gastos y la exención del Impuesto de Renta para quienes ganan hasta R$ 5.000.
Por otro lado, lo hizo precisamente para poder seguir gastando. Era necesario prever contingencias para hacer viable otra "tortuga en el árbol", que fue el aumento del IOF, lo que indica que no hay intención de ajustar las cuentas del gasto, afirma.
El Gobierno sólo retiró una parte de las IOFLa reacción negativa de los agentes económicos obligó al gobierno a revisar dos puntos respecto del aumento del IOF esa misma noche. En la mañana de este viernes (23), el ministro de Hacienda, Fernando Haddad , informó en rueda de prensa que se mantendrá la tasa cero del IOF sobre inversiones de fondos nacionales en el exterior, una estrategia común en productos multimercado. El decreto preveía un cargo del 3,5%.
El equipo económico también dio marcha atrás en el mismo aumento de impuestos a las remesas enviadas por contribuyentes brasileños a sus propias cuentas en el exterior. Con el cambio vuelve a ser válida la tasa del 1,1%.
La caída, sin embargo, debería reducir el valor a recaudar en IOF este año en sólo R$ 2 mil millones. Para 2026, la proyección de R$ 41 mil millones de ingresos adicionales anunciada se reducirá en alrededor de R$ 4 mil millones.
Haddad había calificado la medida como un ajuste "puntual". Sin embargo, para el experto de Millenium, el tamaño del paquete fue sorprendente. En su forma original, la medida aumentaría los ingresos anuales del IOF a casi R$ 110 mil millones el próximo año, equivalente a un aumento del 60% sobre el monto recaudado en 2024, pasando de R$ 68,8 mil millones a las arcas federales, en valores ajustados por la inflación hasta diciembre.
"El Gobierno sigue gastando como si no hubiera un mañana, pero el mañana siempre existe", señala. "Pero antes de que llegue mañana, va allí y pide a la sociedad que haga una mayor contribución a través de los impuestos para que las cuentas cuadren".
Pese al revés, cree que la medida no está descartada. “El Gobierno no ha dejado de dar señales de que tiene intención de hacerlo, pero hasta ahora no lo ha conseguido”, afirma. "Está advirtiendo al mercado que se proteja, porque en algún momento podría volver a intentarlo".
Los ingresos suben, los gastos bajanEn la práctica, las cifras presentadas en el primer Informe de Evaluación de Ingresos y Gastos Primarios (RARDP) del año revelan cómo las proyecciones de ingresos eran optimistas, mientras que los gastos obligatorios, como la seguridad social, los beneficios sociales y la nómina, fueron subestimados.
En cuanto a los ingresos, la proyección en la Ley de Presupuesto Anual (PLOA 2025) fue de R$ 2.930,3 mil millones, o 23,2% del PIB proyectado. Sin embargo, la evaluación del segundo bimestre de 2025 indicó que los ingresos esperados son de R$ 2,899,0 mil millones, equivalente al 22,8% del PIB. Esto representa un déficit de R$ 31,3 mil millones en ingresos.
En términos de gastos, la proyección presupuestaria fue de R$ 2.389,6 mil millones, contra un gasto real de R$ 2.415,4 mil millones. Es decir, un aumento de R$ 25,8 mil millones. La principal razón de la variación son los gastos obligatorios del gobierno, que crecieron en R$ 36,4 mil millones, pasando de R$ 2.168,5 mil millones a R$ 2.204,8 mil millones. Entre ellos, los gastos más destacados fueron los de Seguridad Social, que aumentaron R$ 16,7 mil millones, y los de Pagos Continuos de Beneficios (BPC), que aumentaron R$ 2,8 mil millones.
“Hemos visto un crecimiento del BPC que está generando mucha preocupación, amplificado por el fraude”, dice Prado, de GO Associados. “Hay un presupuesto de R$ 112 mil millones para el BPC, lo que prácticamente supera el presupuesto de la Bolsa Familia”. Señala que los gastos obligatorios, que crecen por encima de la inflación debido a la política de apreciación del salario mínimo, comprimen los gastos discrecionales y hacen inviables las inversiones.
Crisis fiscal de los contratos gubernamentalesPara Izak Carlos, los problemas presupuestarios y fiscales son bien conocidos, pero el actual gobierno no está dispuesto a enfrentarlos, especialmente en un "momento de caída de la popularidad" del presidente Lula.
Para revertir la situación, el Gobierno ha invertido en una serie de "beneficios" que deberían presionar aún más las cuentas públicas en los próximos años. Además del proyecto de ampliación del tramo de exención del impuesto a la renta para quienes ganan hasta R$ 5.000 al mes, que se tramita en el Congreso, también se lanzó una línea de crédito para trabajadores del sector privado, incluidos trabajadores domésticos y rurales, con tasas de interés más bajas garantizadas por el FGTS.
Otras iniciativas incluyen la distribución gratuita de gas para cocinar a alrededor de 22 millones de familias de bajos ingresos y la reciente ampliación de la tarifa social de electricidad, a través de una Medida Provisional. Las medidas, además del impacto fiscal, pueden afectar a la clase media, que pagará los subsidios por la exención de aranceles.
“Necesitamos revisar los impuestos y los beneficios sociales”, dijo el economista jefe de BDMG. Llevamos más de dos décadas con Bolsa Família, y el número de beneficiarios no hace más que aumentar. No hemos encontrado una salida; no hay incentivos para que se incorporen al mercado laboral formal. Necesitamos rediseñar el programa social y aliviar esta carga sobre las finanzas públicas y las espaldas del Estado.
Otro punto crítico es la cuestión de los mínimos constitucionales para Salud y Educación, que están creciendo por encima de lo permitido por la regla fiscal. “Es una cuenta que no cuadra”, advierte. Establecimos un mínimo constitucional y, aun así, desde 1989, no hemos logrado alcanzar indicadores satisfactorios de salud y educación. Necesitamos discutir la eficiencia del gasto público.
Para el economista, la falta de realismo en la gestión del Presupuesto “nos llevará inevitablemente a una crisis fiscal en 2027”.
“El Gobierno está gestionando, pero la economía no es alquimia: la factura llegará”, afirma. Después del año electoral, será muy difícil controlar este problema. Ya hemos visto esta película antes, especialmente entre 2013 y 2014. Y sabemos cómo terminó. Podría ser la misma historia.
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